Triple Corona: El Molar


Como pretemporada, este año se ha celebrado un minicampeonato de MX al que han llamado Triple Corona. La categoría Máster empezaba en +35, sin distinción en +40. Se corría en Villarejo, Torres de la Alameda y El Molar.Dorsal 93baja

Yo en Villarejo hice tercero. No es un circuito de mi agrado, pues me parece pequeño, estrecho y sin demasiado interés. Le han dado unos cinco metros más a la meseta grande y los dubis tienen un poco más de dificultad, pero sigue siendo, para mi, un circuito con poca dificultad y muy anodino. En carrera se adelanta fatal y estás expuesto a los doblados como en ningún otro sitio. Rodar en grupo significa sufrir pedradas peligrosas y pasar a un rival un poco más lento es casi imposible. Cuando corro allí lo hago como si fuera un trámite. Procuro colocarme en mi sitio, que no es poco, y ruedo sin disfrutar mucho, sólo pensando en que la carrera se termine sin mayores percances. En Torres no pude correr por culpa de una gripe. El viernes previo tuve fiebre, que me duró toda la noche, el sábado me encontraba fatal, muy débil, y el domingo tenía las fuerzas justas para deambular por mi casa en zapatillas. Una pena, porque amo ese circuito. Para la última, en El Molar, se celebraron entrenamientos previos, como siempre, pero en éste caso con más motivo porque había cambios en el trazado. La anterior variación no me convenció mucho y el miércoles de los entrenamientos el circuito no estaba bien preparado. El encargado de ello siempre tiene mil excusas para justificar una desidia intolerable. No obstante, después de ablandar el trazado a base de vueltas, vi que los cambios eran muy buenos. La zona pos meta tenía sentido, con un curvón amplio y una frenada técnica para dos mesetas bonitas y vistosas para el público. Después, como novedad, antes de la primera subida, había un doble que a la vista daba reparo, pero que mejoraba mucho lo anterior, un salto al plano incómodo. En la subida el doble o triple se había convertido en un triple o un salto al plano. Hacerlo pasaba por salir de la curva de abajo bien enchufado y en acelerar a fondo, pero bien a fondo, hasta saltar en la rampa. Otra cosa no valía para llegar a la recepción. Un salto más que selectivo, sin duda. La primera bajada tenía una recepción más coherente y otro doble antes de la curva, precioso. El resto igual, salvo un nuevo salto en curva realmente bonito en la última subida, unos dobles precedidos de una meseta en la parte de abajo y un salto antes de la meta algo más corto pero que elevaba mucho. Me pareció todo fantástico.

Curva

El día de la carrera el clima era inmejorable: sol, poco viento, quince grados. El circuito estaba muy bien arreglado, sólo ver el terreno, con ese color a tierra mojada, ya daban ganas de salir a montar. En los entrenamientos se notaba el riego y la humedad y lo cierto es que resbalaba un poco. Así, el salto de subida, el superdoble, costaba hacerlo porque abajo la tracción era escasa. No obstante, yo decidí tirarlo todas las veces porque es un salto que impone mucho y si te rindes una vez quizá ya no seas capaz de hacerlo más en todo el día. Hice un buen tiempo, entre los cinco primeros. Los de categoría Open abrían pista, lo cual es cojonudo porque son ellos los que nos quitan el barro más pesado. Cuando nos llegó la hora de la salida el circuito estaba crema.

En la primera manga no hice una gran salida, pero sí una buena apurada de frenada en la primera curva. Me situé en el grupo de cabeza donde éramos seis pilotos y en la subida del gran salto me hice hueco para ver si haciéndolo adelantaba alguna posición. Llegué un poco apurado a la rampa y decidí lanzarme, tuve que aterrizar con la rueda trasera porque iba corto y aún así me situé tercero tras Garnacho y Esparcia. A Esparcia pude pasarlo en la misma meta saltando el doble por dentro y a Garnacho, una vuelta después, tras la primera de las bajadas apurándole por el interior antes del cruvón que da pie a la otra gran subida del circuito. Me puse primero y me sentía fenomenal. El tacto de la moto era perfecto y yo disfrutaba como nunca dando gas y notando un agarre increíble. No pude en los entrenamientos, pero en carrera sí hacía sin problemas el nuevo salto en curva, que es precioso. Después, la serie de los dobles de la parte de abajo tenía un ritmo maravilloso. Me las prometía muy felices liderando en solitario cuando mi compañero al borde de pista y un buen amigo con él me informan de que Galán, con el número 22, me viene pillando. Miro de reojo en una curva lenta y le tomo la distancia. En la siguiente vuelta compruebo que esa distancia ha disminuido. Me llegaron ciertos nervios por la presión y porque en mi cabeza permanece la idea de que en ese tipo de circuitos soy más rápido que Galán y que casi cualquier veterano quitando a los ilustres y a Medem. Así, apreté todo lo que pude en las zonas rápidas, donde se hacen los tiempos, y vi que la distancia se contenía e incluso aumentaba. Faltando dos vueltas me encontré con algunos doblados y eso casi acaba en desastre. Me desconcentré y me pasé de frenada en un par de curvas. Ya creía que me pasaba Galán porque oí su moto claramente justo después. Pero en la zona rápida volví a tomar unos metros que ya fueron definitivos para llegar primero.

En la furgoneta, descansando, me sentía pletórico, aunque reservado por que aún faltaba la segunda manga. Me puse en la valla en el mismo puesto que en la primera. Al ver el cartel de 15 segundos me preparé, y cuando giró para enseñar el de cinco comencé mi cuenta mental. Al llegar a tres se me ocurrió mirar a la derecha, al operario que tiraba la valla, y justo vi como tiraba de la palanca para hacerla caer. Sin pensarlo solté el embrague y salí hacia delante. Noté que iba primero porque no veía a nadie ni siquiera de reojo. Tomé la curva como si corriera solo y empecé la vuelta al circuito a mi ritmo. Para mis adentros pensé que con esa ventaja, rodando a mis anchas, iba a ser difícil que nadie me cazara. Pero Galán debió pensar otra cosa porque cuando comenzaba la segunda vuelta lo vi a un par de segundos de distancia apretando para cogerme. Y lo hacía, tal y como me lo mostraba Marcos con sus gestos y el amigo del Foni juntando las manos como si aplaudiera a cámara lenta. Durante dos vueltas me iba recortando décima a décima, pero yo no iba a vender barata la victoria, así es que apreté con toda mi alma vuelta tras vuelta, concentrado en no fallar y en abrir gas los antes posible en cada curva. Faltando tres o cuatro ya vi que no me iba a pillar. Mantuve y me centré en los primeros doblados. Disfruté de la carrera, del maravilloso circuito y de pilotar, que es lo que más me gusta hacer en el mundo. Después comprobé que calqué los tiempos en el 90 por ciento de las vueltas, lo cual me llena de orgullo. Rodé centrado y con mi técnica más depurada. Me esforcé en sentir lo mismo en cada curva, en cada salto, en repetir la trazada, el gas, la frenada, y parece que lo conseguí. Nunca he estado tan cómodo yendo lo más rápido que puedo ir. No sentí riesgo ni cometí ningún error. En las dos últimas vueltas, con los doblados, fui más lento, pero también Galán, así es que logré llegar primero.

Podio TripleCMolar

Ese día y los días posteriores me fui dando cuenta de lo mucho que había disfrutado. Tanto, que creo haber cumplido con la mayoría de mis sueños posibles en lo que a las carreras se refiere. Ese día me demostré a mi mismo que aún habiendo empezado tarde pilotar es lo mío. Si vuelvo a nacer daré más el coñazo de niño para que me compren una moto, porque, como decía Kevin Schwantz, pilotar es lo que más me gusta hacer en el mundo con la ropa puesta. Amén.

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