Vacaciones.


Fuerteventura

Fuerteventura es una isla con aspecto de desierto. Da la sensación de que en lugar de haber salido del fondo marino merced a la acción de sus volcanes alguien la hubiera arrancado de la costa africana, del Sahara. Sobre ella bate constantemente un viento norte o noroeste más o menos fuerte. Hace diez años que la conozco, cuando fui por primera vez, y hace ahora, precisamente, diez años que no iba.

Un verano tranquilo, a diferencia de otros años, permite que las cosas se vean de otra manera. Probablemente de la manera que de verdad hay que verlas. Por eso, la vista del mar y de la costa desde el avión a pocos minutos de llegar resultó, si cabe, más agradable de lo previsto. No hace mucho calor en la isla, donde como máximo hay unos 28 ó 29 grados. Salir a la calle desde la terminal del aeropuerto no supone una bofetada de aire caliente ni una sensación desagradable de bochorno. Al contrario. Se huele la brisa marina, se nota el sol pero no se sufre.

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